Los vinos espumosos son una de las bebidas más celebradas en todo el mundo. Su característica principal es la burbuja que les da un toque diferente y divertido. Pero dentro de este tipo de vino, hay un elemento que no podemos olvidar, se trata de las añadas.
Las añadas son años específicos en los que se cosecharon las uvas y, en función de la climatología y otros factores, el vino resultante puede variar enormemente. En este artículo nos centraremos en las añadas de vinos espumosos y cómo estas influyen en el resultado final.
La añada de un vino espumoso es el año en el que se recogieron las uvas utilizadas en su elaboración. Al igual que ocurre con los vinos tranquilos, el clima de cada año y las condiciones externas afectan la calidad de la uva recogida.
Es importante destacar que no todas las bodegas elaboran vinos espumosos de manera sistemática todos los años. Hay lugares donde solo se producen vinos espumosos en años excepcionales o bien, solo se elaboran en algunas semanas específicas del año. Es por ello que las añadas son importantes a la hora de establecer una jerarquía en cuanto a calidad y precio.
La importancia que tiene el clima en la cosecha de uvas y en la calidad de los vinos en general, es conocida por todo el mundo. Esto es aún más importante en los vinos espumosos, ya que el clima influye en la fermentación, el almacenamiento y la consistencia de las burbujas.
Cada región vitivinícola tiene su propia cultura y climatología, y esto afecta al resultado final del vino espumoso. En la región de Champagne en Francia, las uvas se cosechan cada año, pero el clima variable hace que solo algunos años sean completamente maduros y óptimos para la elaboración de vinos espumosos.
Otras regiones con climas más cálidos y estables, como el Valle del Loira en Francia o la región de Veneto en Italia, permiten que la elaboración de vinos espumosos sea más regular y se puedan producir con más frecuencia.
La añada de un vino espumoso es una forma de etiquetar y distinguir los diferentes años de cosecha. Esto sirve para diferenciar entre los vinos producidos en años excepcionalmente buenos y aquellos que han sido producidos en otros años más regulares.
Por lo general, los vinos espumosos elaborados en años excepcionales suelen ser más complicados de obtener y, por consiguiente, más caros. Por el contrario, los elaborados en años más regulares suelen ofrecer una buena calidad y un precio más asequible.
Cada bodega puede tener sus propios criterios para etiquetar sus vinos espumosos con una añada específica. Algunas bodegas, por ejemplo, pueden decidir no optar por una añada si no creen que la calidad del vino es lo suficientemente buena.
Las añadas son una parte importante de la elaboración de vinos espumosos. El clima y las condiciones externas afectan cada año a la calidad de las uvas y, como resultado, a la calidad final del vino espumoso.
Cada región vitivinícola tiene sus propias peculiaridades, pero en general, los vinos espumosos elaborados en añadas excepcionales suelen ser los más caros y de mayor calidad, mientras que los elaborados en añadas más regulares ofrecen una buena calidad a precios más asequibles.
En general, es importante tener en cuenta la añada al elegir un vino espumoso, ya que esto nos dará una idea de su posible calidad y precio. Dicho esto, cada bodega tiene sus propias políticas en cuanto a la elaboración de vinos espumosos y sus correspondientes añadas, así que es importante investigar y elegir la opción que mejor se adapte a nuestros gustos y bolsillo.